Diagnóstico.

No lo necesito, es sólo que lo quiero…

Me encontré recientemente con los recuerdos, no era la primera vez, reflexioné lo mucho que sufría por él, pero por un momento, sólo por un instante sonreí…

[recordé el modo en que me amó, el modo en que me besó, el modo en que me tocó, desde las tardes entre breves y cortas en mi habitación, hasta los largos besos en aquel estacionamiento, no paré de pensar en cómo se acercaba a mí, en cómo me acariciaba, en cómo nos encontramos en otro sitio que no fuera la realidad, cuando estábamos en aquella habitación, en aquella cama, en cómo sus manos iban desde mi entrepierna hasta mi cuello, mi cuello, conociendo mis debilidades, su tacto tan suave y perfecto, siempre deseando más, cuando nos encontrábamos entre sábanas, entre ropas, cuando me dijo sus secretos, y cuando yo soñaba de nuevo, el olor que dejaba en mi habitación, su olor, su presencia].

Pasamos del piso a la puerta, su fuerza, más fuerte de lo que hubiera podido en una situación común, no sé dónde lo encontré, pero estoy segura de que ya se fue.

De nuevo, sólo bastó un beso para que pudiéramos sellar nuestro futuro, una mirada, en aquella noche, sin luna, pero sin gente, ventajas, esperando a que pasara el tiempo para que yo iniciara mi viaje, empezamos a recordar nuestras vidas, hasta que lo hizo, lo que había esperado por tanto tiempo, nos escondimos como amantes, sé que lo que experimentamos con nuestros cinco sentidos es muy limitado, estaba necesitado de alguien a quien amar y yo necesitada de alguien que me amara, temimos, pero aún así… seguimos, no dependía del lugar, hora, tiempo, cuestión, sólo de él y yo.

Y aquella mañana, cuando creí que me estaba venciendo, llegó, sin una sorprendente apariencia de siempre, no dudé.

En aquél lugar, sin testigos, en un ambiente perfecto, esa delicia de sensación, era todo lo que necesitaba en ese momento, era todo lo que quería, lo extraño, su presencia, su cariño, a él.

En colaboración, Isl.